viernes, enero 26, 2024

Día Internacional de la Energía Limpia - 26 de enero

 


| FOTO:Raphael Pouget/UNICEF

Energía limpia para todos...

La energía afronta un doble desafío: no dejar a nadie atrás y proteger el Planeta. Y para conseguirlo, la energía limpia es clave.

En un mundo en lucha contra el cambio climático, la energía limpia reduce emisiones y tiene la capacidad de distribuir electricidad en aquellas comunidades que carecen de acceso a fuentes de energía confiables. Y es que en la actualidad 675 millones de personas viven en la más absoluta oscuridad; 4 de cada 5 se encuentran en el África subsahariana.

La conexión entre energía limpia, desarrollo socioeconómico y sostenibilidad ambiental es crucial para abordar los problemas a los que se enfrentan las comunidades vulnerables en todo el mundo.

Por ejemplo, en las poblaciones sin acceso a energía limpia, la falta de seguridad de suministro energético obstaculiza la educación, la atención médica y las oportunidades económicas, y muchas de estas regiones en desarrollo todavía dependen en gran medida de combustibles fósiles contaminantes para su vida diaria, lo que perpetúa la pobreza. Si las tendencias actuales continúan, en 2030 una de cada cuatro personas seguirá utilizando sistemas de cocina inseguros, insalubres e ineficientes, como la quema de leña o estiércol.

Aunque esta situación ha ido mejorando, el mundo no va por buen camino para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, que pretende garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos de aquí a 2030. La Asamblea General llevará a cabo un balance mundial sobre el ODS 7 en abril de 2024 para evaluar el progreso y recomendar soluciones.

… y para nuestro Planeta

Pero el adoptar energías limpias también es crítico en la lucha contra el cambio climático.

Una gran cantidad de los gases de efecto invernadero que cubren la Tierra y atrapan el calor del Sol se generan debido a la producción de energía, mediante la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) con el objetivo de generar electricidad y calor.

La ciencia es clara: si queremos limitar el cambio climático, debemos evitar depender tanto de los combustibles fósiles e invertir más en fuentes de energía alternativas que sean limpias, accesibles, asequibles económicamente, sostenibles y confiables. Las fuentes de energías renovables, que se encuentran en abundancia en nuestro entorno, ya sean aportadas por el Sol, el viento, el agua, los residuos o el mismo calor de la Tierra, son renovadas por la propia naturaleza y emiten pocos (o ninguno) contaminantes o gases de efecto invernadero en el aire.
 

Contexto

La Asamblea General declaró el Día Internacional de la Energía Limpia el 26 de enero (resolución A/77/327) con el fin de concienciar y movilizar hacia una transición justa e inclusiva hacia la energía limpia en beneficio de las personas y el planeta.

El 26 de enero es también la fecha de fundación de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), un organismo intergubernamental mundial creado en 2009 para apoyar a los países en sus transiciones energéticas, servir como plataforma para la cooperación internacional y proporcionar datos y análisis sobre tecnologías de energía limpia. innovación, políticas, finanzas e inversión.

¿Sabías que...?

Los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) generan casi el 90% de todas las emisiones de dióxido de carbono.

Según los científicos, para evitar los impactos más negativos del cambio climático, es necesario reducir las emisiones a casi la mitad en 2030 y alcanzar las cero emisiones netas en el año 2050.

Los combustibles fósiles siguen liderando la mayor parte de la producción energética, aunque las fuentes de energía más limpias, tales como la energía eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica van ganando terreno. Cerca del 29% de la electricidad proviene actualmente de fuentes de energía renovables.



Resolución A/RES/77/327:



Fuente: ONU


miércoles, enero 24, 2024

Día Internacional de la Educación - 24 de enero

 

Según la UNESCO, en la actualidad, 250 millones de niños y adolescentes están sin escolarizar y 763 millones de adultos son analfabetos. | FOTO:© UNESCO/Emily Pinna

Aprender para una paz duradera

El aprendizaje para la paz debe ser transformador y contribuir a dotar a los estudiantes de los conocimientos, valores, actitudes, competencias y comportamientos necesarios para convertirse en agentes de paz en sus propias comunidades. Los cimientos de las sociedades más pacíficas, justas y sostenibles se sientan a través de la educación, una fuerza que impregna todas las facetas de nuestra vida cotidiana y nuestras perspectivas generales. Frente a la escalada del cambio climático, la erosión democrática, las desigualdades persistentes, la creciente discriminación, los discuros de odio, la violencia y los conflictos en el mundo, la educación emerge como una poderosa herramienta para abordar y prevenir estos retos en el futuro. Además, cuando se configura y aplica eficazmente, la educación es una inversión a largo plazo con rendimientos al alza.

Un compromiso activo con la paz es hoy más urgente que nunca y la educación es fundamental en este empeño.

Más información en la página del Día de la UNESCO y en la nota conceptual.



Día Internacional de la Educación: Aprender para una paz duradera

24 de enero de 2024, de las 10 a las 13 horas
Lugar: Salón del ECOSOC, sede de la ONU, en Nueva York (Estados Unidos)
Tipo: Cat III, conferencia no gubernamental
Evento: presencial
Contacto: elisabetta.caporaso


 

 Antecedentes

La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva.

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación, en celebración del papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo.

La educación es un derecho humano

El derecho a la educación está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La declaración exige la educación primaria gratuita y obligatoria. La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, va más allá al estipular que los países deberán hacer que la educación superior sea accesible para todos.

La educación es clave para el desarrollo sostenible

Cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es esencial para el éxito de sus 17 objetivos. El Objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible tiene, concretamente, como objetivo “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030.

Los desafíos para lograr la educación universal

La educación ofrece a los niños y las niñas una oportunidad de salir de la pobreza y un camino para alcanzar un futuro prometedor. Sin embargo, 244 millones de niños y jóvenes están sin escolarizar, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni tienen los conocimientos básicos de matemáticas; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria de ciclo inferior y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.

Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.

Resolución A/RES/73/25:



Fuente: ONU

miércoles, diciembre 27, 2023

Lo que hicimos bien en 2023

Lo que hicimos bien en 2023 by United Nations Development Programme on Exposure

Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias - 27 de diciembre

Creo que este artículo, llama la atención o debería llamarla no solo a la persona común, sino sobre todo a las autoridades o gobiernos de todo el mundo, para estar preparados

Una doctora dirige un grupo de profesionales médicos voluntarios. | FOTO:ONU Mujeres/Louie Pacardo

Colaboración y preparación ante las pandemias

Como demuestra la actual pandemia de coronavirus (COVID-19) a la que nos enfrentamos, las principales enfermedades infecciosas y epidemias tienen repercusiones devastadoras en la vida humana, que está haciendo estragos en el desarrollo social y económico a largo plazo. Las crisis sanitarias mundiales amenazan con saturar los sistemas de salud ya sobrecargados, interrumpir las cadenas mundiales de suministro y destruir los medios de subsistencia de las personas, en particular de las mujeres y los niños, así como la economía de los países más pobres y vulnerables de una forma desproporcionada.

Necesitamos con urgencia de disponer de sistemas de salud sólidos y resilientes, que lleguen a las personas que son vulnerables o se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

Si no prestamos atención en el plano internacional, las futuras epidemias podrían ser más intensas y graves que los brotes anteriores. Es fundamental concienciar al público, intercambiar información, conocimientos científicos y mejores prácticas, impartir educación de calidad e instituir programas de sensibilización sobre las epidemias en los planos local, nacional, regional y mundial, puesto que son medidas eficaces para prevenir las epidemias y responder a ellas.

Debemos mejorar en el área de prevención de las epidemias y para ello deberemos aplicar la experiencia adquirida sobre la forma de gestionarlas y de prevenir la interrupción de los servicios básicos, así como de aumentar el grado de preparación para responder cuanto antes y de la manera más apropiada a las epidemias que puedan surgir. Asimismo, debemos optar por un enfoque integrado Una Salud que fomenta la cooperación entre la salud humana, la sanidad animal y la sanidad vegetal, así como el sector ambiental y otros sectores pertinentes.

Como hemos podido comprobar con la actual pandemia, la importancia de la cooperación internacional y el multilateralismo en la respuesta a las epidemias es crucial. Debemos destacar la relevancia de la colaboración y la solidaridad entre cada persona, la comunidad y el Estado, y las organizaciones regionales e internacionales, en todas las etapas de la gestión de las epidemias, así como la importancia de incorporar una perspectiva de género a este respecto.

El sistema de las Naciones Unidas, en particular la Organización Mundial de la Salud (OMS), juega un papel fundamental en la coordinación de las respuestas a las epidemias, como dicta su mandato, y en el apoyo a los esfuerzos nacionales, regionales e internacionales dirigidos a prevenir y mitigar las repercusiones de las enfermedades infecciosas y las epidemias y hacerles frente,  si queremos seguir avanzando en la consecución de la Agenda 2030.

Es también crucial el papel que juegan los Gobiernos y la responsabilidades que tienen, así como la contribución indispensable de las partes interesadas pertinentes para hacer frente a los problemas sanitarios mundiales, en especial la de las mujeres, que constituyen la mayoría del personal sanitario en todo el mundo.

Los Estados Miembros deben comprometerse a velar por una participación inclusiva, equitativa y no discriminatoria, prestando especial atención a las personas que son vulnerables o se encuentran en situación de vulnerabilidad, que tienen la probabilidad más alta de contagio.

La Asamblea General de la ONU ha establecido el Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias que se celebra el 27 de diciembre con el fin de resaltar la importancia de la prevención de las epidemias y la preparación y la colaboración para darles respuesta


Resolución de la Asamblea General que proclama el Día - A/RES/75/27

 

Fuente: ONU