jueves, mayo 02, 2019

El Combate del 2 de mayo


El Combate del 2 de mayo (2 de mayo de 1866), fue un enfrentamiento en aguas de este puerto peruano, Callao, entre una escuadra de la Armada Española, al mando del almirante Casto Méndez Núñez, y las defensas del Callao, bajo mando del entonces Jefe Supremo de la República del Perú, Mariano Ignacio Prado, en el transcurso de la Guerra hispano-sudamericana.

Tras el bombardeo de Valparaíso la escuadra española se dirigió al puerto del Callao. La batalla y su resultado aún son objeto de polémica. Mientras que la historiografía española sostiene que la escuadra se retiró sin daños graves tras arrasar las defensas del Callao, dando por cumplido su cometido, los peruanos mantienen que las baterías de tierra conservaron su capacidad de combate, y que la escuadra se retiró debido a sus daños y la falta de munición

El resultado del combate ha sido materia de controversia. Según la versión difundía por el almirante Méndez Núñez y los protagonistas españoles, la casi totalidad de las baterías del puerto fueron silenciadas al punto de que al momento de retirarse, solo tres cañones del Fuerte Santa Rosa continuaban disparando, versión respaldada por el capitán de la corbeta francesa Venus, presente durante el combate.11? También sustentan su victoria en el hecho de no haber sido hundida una sola de sus naves y que, si bien dos de ellas (la Berenguela y la Villa de Madrid) sufrieron daños de consideración y fueron puestas temporalmente fuera de combate,19? esto no les impidió realizar el viaje de regreso a España. La prensa francesa publica:

    Las noticias de Callao, del 9 de mayo, dan los detalles siguientes sobre el bombardeo de esta plaza. El 2 de mayo la escuadra española atacó Callao y sus formidables baterías armadas con 90 cañones, entre ellos [tipo] Armstrong. En el momento en que el bombardeo cesaba con el día, solamente tres cañones peruanos continuaban su fuego. Todas las baterías blindadas habían sido puestas fuera de combate. La escuadra victoriosa cesó entonces el fuego al grito de ¡Viva la reina!
    La Presse a 14 de junio de 1866

Fuentes peruanas por su parte, afirman que las baterías mantuvieron el fuego durante todo el combate y, a excepción de la ubicada en la Torre La Merced (que explotó), no sufrieron daños que les impidieran continuar disparando; por otra parte en lo que se refiere a la población y el puerto los daños materiales fueron escasos de igual manera en los buques defensores; respalda esta versión el testimonio del Comodoro estadounidense John Rodgers, que presenció el combate desde la cubierta del buque de guerra de los Estados Unidos Powhatan.

    Los cañones peruanos, que estaban todos a barbeta, nunca dejaron de disparar. Y los españoles, creo yo, solo se detuvieron cuando agotaron su munición... las baterías peruanas sufrieron pocos daños, las autoridades en tierra estaban seguras que al día siguiente del bombardeo estarían mejor preparadas que al comienzo para resistir el ataque.
    Informe del Comodoro Rodgers al Departamento de la Armada de los Estados Unidos a 10 de mayo de 1866.

El diplomático norteamericano T.H. Nelson, a bordo también del Powhatan, en una carta privada de fecha 3 de mayo dirigida al Dr. Robert Trumbull en Valparaíso, señala:

    El fuerte [Santa Rosa] contestó sus fuegos con brío hasta que a los 20 minutos los buques se retiraron, hasta quedar a tiro lejano, en cuya situación continuaron el duelo hasta las cuatro y 45 minutos de la tarde, hora en que pusieron término al combate. En el acto bajé a tierra y después de felicitar cordialmente al presidente Prado por su distinguido triunfo, acompañé al General Flove a ofrecer los servicios de los cirujanos a los heridos. Luego visité todas las baterías y me sorprendí al ver el poco daño que se les había hecho... Los daños causados en el Callao son escasamente apreciables. Las baterías ocuparon tan continuamente a la escuadra que no hubo tiempo para bombardear la ciudad. Es posible estimar el daño causado a los buques, por los trozos de madera varados en la playa es evidente que sufrieron daños seriamente.

Es reseñable el hecho de que Nelson yerra a la hora de afirmar que la Escuadra no tuviera tiempo de bombardear la ciudad. La Resolución, la Vencedora y la Berenguela así lo hicieron, aunque al fallar los cohetes incendiarios, el resultado no fue el esperado.

El Almirante George Pearson en una carta al ministro de su país en Chile Hugh Judson Kilpatrick y la carta privada del maquinista del USS Powhatan A. Dezegler coinciden en lo expuesto por Rodgers y Nelson atribuyendo la victoria a las baterías de tierra pero reconociendo en todo momento el valor desplegado por los españoles.

Sin embargo, los propios documentos peruanos ponen en duda la afirmación de que ningún cañón fue desmontado. Así, en el parte que relata el combate desde el Castillo de la Independencia y dirigido al Secretario de Estado se lee:

    no cesaron de arrojar bombas, ni nuestro Blackey (sic) y las baterías, de contestarlas con ardimiento

Todos los cañones Blakely se montaron de dos en dos (a excepción del Cañón del Pueblo), por lo que el hecho de hablar de uno solo denota la falta de su pareja. Poco más tarde añade:

    [...] entonces nuestros artilleros solo contaban con 15 ó 16 [cañones]

Al día siguiente del combate, el Subinspector General del Ejército del Perú, Pascual Saco Oliveros envió el siguiente telegrama al Secretario de Guerra:

    S. Secretº de Guerra
    Digame U. que todas las Baterías se hallan en estado de combate y que el entusiasmo es tan grande como ayer para rechazar la Escuadra; así lo requiere el Boletín
    1 pm.
    Pascual Saco.
    Callao Mayo 3 de 1866

Fuente: Wikipedia (texto) y Armada del Perú (imagen)

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